Duerme
lo suficiente: el
sueño y la inmunidad están estrechamente relacionados. De hecho, no dormir
bien o tener un sueño de mala calidad está vinculado a una mayor
susceptibilidad a la enfermedad. Los adultos deberían tratar de
dormir 7 horas o más cada noche, mientras que los adolescentes necesitan
de 8 a 10 horas, y los niños más pequeños y los bebés hasta 14 horas.
Come
más alimentos integrales de origen vegetal: los alimentos integrales de origen
vegetal como frutas, vegetales, nueces, semillas y legumbres son ricos en
nutrientes y
antioxidantes que pueden darte una ventaja contra los
patógenos dañinos. Los antioxidantes en estos alimentos ayudan a disminuir
la inflamación al combatir compuestos inestables llamados radicales
libres, que pueden causar inflamación cuando se acumulan en tu cuerpo en
niveles altos. La inflamación crónica está relacionada con numerosas
afecciones de salud, incluyendo enfermedades cardíacas, Alzheimer y
ciertos tipos de cáncer.
Come más grasas saludables: las grasas saludables, como las que se encuentran en el aceite de oliva y el salmón, pueden aumentar la respuesta inmunológica del cuerpo a los patógenos al disminuir la inflamación.